Fin de curso marcado por los recortes en las guarderías municipales de Lleida
Las asociaciones de madres y padres (AMPAS) de las guarderías de Lleida finalizan esta semana el curso escolar protestando contra los recortes que sufrirán los centros el próximo curso. Además, advierten al Ayuntamiento que esos recortes provocarán que la oferta pública compita con los precios y servicios de las guarderías privadas.
Entre los principales recortes, que afectarán a los más de 1.000 niños que tendrán plaza el próximo año, destacan la desaparición de las becas de comedor y la subida de las cuotas mensuales, que pasarán de 94 euros a 125,50. La familia de un alumno que no pueda acogerse a ningún tipo de beca deberá abonar 273,50 euros al mes con el servicio de comedor incluido. Las AMPAS aseguran que, pese al encarecimiento, los centros seguirán teniendo problemas con los recursos destinados a la compra de material didáctico y al servicio de asesoramiento psicopedagógico.
Aitor Marichalar, padre de una alumna de la Escola Bressol Albarés, señala que estas medidas suponen un retroceso en la calidad del modelo educativo y ponen en peligro la continuidad de los centros: «Es cierto que el servicio municipal de guarderías en Lleida está muy bien y con las protestas no queremos desvirtuarlo, pero tenemos que defenderlo para que no desaparezca». Marichalar explica que la subida de tasas ha sido la gota que ha colmado el vaso, ya que «con el aumento de los precios se entra en competencia con los centros privados y se desfigura el servicio».
Por parte del Ayuntamiento, el Regidor d’Educació i Infància, Jesús Castillo, justifica la subida de tasas por los retrasos en el cobro de la subvención de Educación de la Generalitat. El coste tendría que asumirse a tercios entre las familias, la administración autonómica y la local. Castillo denuncia que desde hace dos años la Generalitat ha dejado de aportar gradualmente el tercio de la partida que tenían pactado por convenio, llegando al punto que aún no se ha hecho pública la convocatoria para el curso que termina esta semana.
De esta forma, Castillo asegura que la voluntad del consistorio es seguir ofreciendo una “educación pública y de calidad”, pidiendo un mayor esfuerzo a los padres para no tener que optar por las fórmulas que han preferido otros ayuntamientos, como cerrar los centros o elevar las cuotas hasta el precio de mercado.
Las acciones de los padres y madres, que cuentan con el apoyo del sindicato USTEC-STEs, se basan en la actividad que se desarrolla en la misma línea desde Barcelona, sumándose así a la marea amarilla bajo el lema ‘SOS Escoles Bressol Lleida. El 0-3 hi és!’.
El próximo día 26, los representantes de los padres y madres tienen previsto entregar a la Regidoria las firmas y las muestras de apoyo recogidas en los centros escolares para poder llegar a algún acuerdo con el consistorio. Jesús Castillo responde que nadie ha realizado una queja formal y que su departamento tiene voluntad de reunirse con las familias cuando éstas lo requieran. “Lo peor que nos podría pasar es que el servicio sea muy caro y las familias prefieran los centros privados. Sería un fracaso por todo el esfuerzo público que le estamos dedicando a este tramo educativo, que no es obligatorio pero sí fundamental para la conciliación laboral y familiar”, asegura.
Según los padres que abanderan las quejas, en el curso que ahora termina se introdujeron algunos cambios que han repercutido en la calidad del servicio, como son la subida de la ratio, pasando las aulas de P1 de 10 a 12 niños, y las aulas de P2 de 18 a 20 niños; falta de fondos para cubrir las bajas de los educadores, teniendo en cuenta sólo las bajas de larga duración; falta de presupuesto para la compra de materiales, lo que obligó a las escuelas a pedir una cuota extraordinaria a las familias; y la supresión temporal del servicio de psicopedagogía.
*Cecília López*
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